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Un paseo por la Lima criolla



¿Sabía que la celebración por el Día de la Canción Criolla nació en Barrios Altos? Conozca más de cómo surgió esta fiesta popular y los lugares turísticos asociados a la jarana criolla.

Desde hace 66 años, todos los 31 de octubre el Perú celebra el Día de la Canción Criolla, una fiesta que rinde homenaje a la música popular peruana. ¿Pero sabe usted dónde, cómo y cuándo nació esta celebración? Aquí se lo contamos.

El género de la música criolla se creó a inicios del siglo XX cuando los compositores e intérpretes limeños comenzaron a fusionar elementos musicales del vals vienés con la jota española, las melodías prehispánicas peruanas y los ritmos afroamericanos. Así surgió el vals criollo, que entre los años 1900 y 1910 se convirtió en la principal tendencia musical de la clase obrera trabajadora.

El nuevo ritmo solía interpretarse con guitarra, cajón y castañuelas, acompañado de una potente voz y un buen pisco. Esta música, que alegraba las festividades populares tomó mayor relevancia en los años 20, con la ‘Guardia Vieja’, que interpretaba fusiones de vals y polka. Gracias a los medios de comunicación, pronto la música criolla se fue propagando y se volvió muy popular en Lima.

Fue un 31 de octubre de 1944 cuando se proclamó el Día de la Canción Criolla en la Plazuela Buenos Aires en el tradicional Barrios Altos donde se realizó la primera serenata. El festejo, que contó con la participación de La Limeñita y Ascoy, el dúo Romero-Monteverde, Máximo Garrido, Francisco Estrada y Demetrio Cruzado, se inició a las 9 de la noche y terminó al amanecer, con el saludo del entonces presidente Manuel Prado.

Después de esto, la música criolla y sus interminables jaranas y serenatas comenzaron a trascender. Aunque ahora se escucha en todo el país, el antropólogo José Antonio Lloréns Amico señala que esta música identifica especialmente a la capital. Por eso una de las canciones más representativas es La Flor de la Canela, temaque evoca la belleza de los barrios de la Lima Antigua.

Barrios criollos

Precisamente, uno de ellos es Barrios Altos, un antiguo recinto del criollismo que esconde solares, callejones y balcones coloniales y republicanos. Su nombre proviene de su ubicación, porque está un poco más elevado que el Centro Histórico de Lima, y se asocia al criollismo porque fue ahí donde se realizaron las primeras serenatas al ritmo de la guitarra y el cajón y fue el escenario de las mazamorreras, las procesiones y las jaranas.

Este lugar alberga en sus espacios públicos numerosas muestras de nuestro patrimonio material e inmaterial, como edificios históricos, monumentos, plazas, iglesias, monasterios, quintas y hospitales. Están por ejemplo el edificio del antiguo colegio dominico Santo Tomás de la Santísima Trinidad, que hoy es el colegio Mercedes Cabello y tiene el único claustro circular de Latinoamérica, considerado una joya arquitectónica.

Asimismo, el Barrio Chino, la plaza Italia, la iglesia del Carmen, la Quinta Heeren, la Casa de la Moneda y la plaza del Congreso que es una de las principales plazas que tuvo la antigua Lima.

Allí también nacieron ilustres escritores, compositores y artistas, como Ricardo Palma, Felipe Pinglo Alva, Manuel Ascencio Segura, Lucha Reyes y Nicomedes Santa Cruz. Barrios Altos fue además residencia del presidente Andrés Avelino Cáceres, del sabio Antonio Raimondi y de los poetas César Vallejo y José María Arguedas.

Pero este no es el único barrio criollo. También está el Rímac, un antiguo barrio con calles de piedra y casas de adobe que fue escenario de muchos momentos de la historia virreynal y republicana. Este distrito guarda hermosos escenarios religiosos, como el Convento de los Descalzos y su alameda, que está resguardada por míticos personajes de mármol.

Además, en el Rímac está la única casona de estilo barroco francés que existe en el Perú, el Paseo de Aguas, que fue construido como promesa de amor de un virrey, y la monumental Plaza de Toros de Acho, la más antigua de América y la tercera más antigua del mundo.

Barrios Altos y el Rímac son pues barrios pequeños en tamaño, pero guardan en su memoria una gran historia de las primeras jaranas criollas y el nacimiento de las grandes glorias del criollismo.