Caminar por el Rímac es volver en la historia: un barrio colonial, de casonas y callejones, de tradición, criollismo y harto sabor local. Cruzamos el puente y deambulamos en busca de seductores aromas hacia los lugares que, con sus platos, nos hacen recordar a casa y a gozo. El Rímac combina rica sazón de hoy con un pasado esplendoroso pues sus calles concentran el 40% del patrimonio cultural de Lima. Con tanto sabor y tradición, el distrito acogerá a Mistura del 26 de octubre al 5 de noviembre. Antes de que arranque la fiesta, fuimos en busca de sus mejores cocineros, algunos de los cuales participarán en la feria. Río que habla, guíanos hacia los rincones más sabrosos de tu viejo barrio.
Master Coffee Perú
Para comenzar bien el día, buscamos una humeante taza de café preparada por Francisco García. El barista, con la camiseta rimense bien puesta, ve a Master Coffee Perú como una pequeña escuela: “el consumidor aprende tomando un café de origen y conociendo la trazabilidad”, cuenta. Cada uno de sus cuatro orígenes son tostados en la misma cafetería y se presentan con una ficha técnica para explicar de dónde provienen, sus características sensoriales, tipo de tostado y más. Pida una taza con el grano de la casa (de Junín) o sorpréndase con un café de Sandia (Puno), el más reciente descubrimiento, favorito para métodos artesanales y parecido a un té de jazmín. El viaje al Rímac vale la pena solo para probarlo. ¡Toda una sorpresa!
Chicharrones Tobi
Una de las chicharronerías más tradicionales del Rímac lleva más de dos décadas engriendo a los vecinos. Acá no se andan con remilgos. Chicharrones Tobi es un local sencillo al que vamos para hincarle el diente a un crocante chicharrón. Los fines de semana, debido a su popularidad, se forman largas colas de fieles en busca también de un rico tamal de pollo o pan con diferentes rellenos (ya sea aceituna, queso, camote, etc.). Si quiere seguir disfrutando en casa pida un kilo de chicharrón o jamón (solo para llevar).
Don Ricardo, el rey de las hueveras
¡La reina de las hueveras! le gritan por el mercado a doña Carmen Rivera. Desde que su esposo don Ricardo falleció, ella tomó el título y el mando al frente del restaurante. Ella continúa apostando por la huevera como el insumo principal de la carta en diferentes versiones: a la plancha, a la huancaína, al ajo, en escabeche, a lo macho con tacu tacu, chicharrón de huevera, etc. Y si le piden algo que no está en la carta deja volar su creatividad y con buen criterio lo prepara. Dueña de un contagiante buen humor, doña Carmen explica pacientemente qué es la huevera y sus beneficios en la salud a los comensales de Don Ricardo, el rey de las hueveras. Si aún no has probado ¿qué esperas? Son una sensación.
La Norteñita
Fundado seis décadas atrás por las manos chiclayanas de Elba Moreno, La Norteñita se ha convertido en una institución de la buena comida norteña. Hoy se encuentra en manos de la familia Nizama, piuranos que han respetado la sazón del restaurante y le han añadido la suya. Durante 25 años, Domingo Nizama fue fiel cliente de La Norteñita. En el 2010, se animó a adquirir el restaurante, mantuvo al jefe de cocina (el mismo desde hace 20 años) y expandió la propuesta de platos piuranos. Si cae un paisano, Domingo recomienda probar la carne aliñada o la sopa de novios; si va un chiclayano llegaría a la mesa un espesado o tortilla de raya. Y para el deleite de todos un cabrito al horno con el que participarán este año en Mistura. ¡Qué delicia!
A puro carbón
“¡Anticuchos, pancita, choncholí!”, gritaba Fernando Ramos, de 12 años, para atraer más clientes hacia la parrilla que su madre atendía en el Rímac. ¿Quién diría que en un futuro, él estaría a cargo de las brasas en su propio negocio A puro carbón? “Me he criado con los anticuchos. Mi escuela fueron personas emprendedoras y lo que aprendí de ellos lo aplico en mi local”, comparte. A nueve cuadras del lugar donde trabajaba su madre, abrió A puro carbón en el 2014. Fernando quería tener solo una anticuchería pero, a pedido de los clientes, fue incorporando el pollo a la plancha y las mollejitas. Él trabaja con corazón argentino a la parrilla e innovó con el ‘anticutacu’ (anticucho con su porción de tacu tacu) con el que participará en Mistura.
Tamales Magaly Silva
Con la canasta llena de tamales, la niña Magaly acompañaba a su mamá y juntas caminaban desde Comas hasta el Rímac. Su chamba era ver cuántos tamales quería la gente, entregarlos, cobrar y dar el vuelto. Al morir su madre, y con 19 años, se hizo cargo del negocio (empezó desde cero) y se ubicó en el mismo punto donde su mamá vendió por tanto tiempo. Esos años en los que recorrieron juntas las calles fueron su mejor escuela de negocios. Magaly Silva apostó por hacer cosas diferentes: ofrece tamales con trozos de chicharrón, de quinua, rellenos con pulpa de cangrejo y hasta de cuy con los que llegó a España y EE.UU. Ella será una de las cocineras emblemáticas homenajeadas en Mistura.