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Cruza el puente y visita los secretos mejor guardados del Rímac



Déjame que te cuente, de la historia y la tradición, del romance y criollismo, del viejo puente, el río y la alameda. Caminamos por el Rímac y encontramos rezagos de un esplendoroso pasado que aún queda en pie. No por nada, sus callecitas albergan el 40% del patrimonio cultural de Lima; además de ser considerada Patrimonio Mundial por la Unesco. Con todo su sabor y tradición, el distrito acogerá a Mistura del 26 de octubre al 5 de noviembre. Mientras tanto, cruzamos el puente en busca de secretos de antaño. Río que habla, cuéntanos la historia de tu viejo barrio.

CRUZAR EL PUENTE

Entrar al Rímac es volver en la historia: un barrio colonial, de casonas y callejones, de tradición y sabor local.

El Puente Trujillo conecta el Centro con el Rímac. Construido en piedra, en 1610, fue el primer acceso entre Lima y el barrio de “abajo el puente”, como se le llamaba. Nada más cruzar y se llega a jirón Trujillo, peatonal y flanqueado por casonas coloniales con balcones. Nos detenemos en la Casa Hatuchay, parte de la que fuera una de las casas del Virrey Amat, después hogar de Federico Villareal y del gran pintor peruano, Sérvulo Gutierrez; y la capilla Nuestra Señora del Rosario (singular por su dimensión miniatura: 5 m. de ancho, 12 de largo y casi 10 de alto) que se cruza con el teatro de La Perricholi (actualmente un supermercado). Finalmente el Jr. Trujillo desemboca en la Iglesia de San Lázaro, con 450 años, donde se casó Micaela Villegas con José Vicente Echarri, y donde se encuentra una de las higueras que sembró el conquistador Francisco Pizarro.

SABORES DEL RÍMAC

Hay que saber dónde buscar aquellos sabores que nos hacen recordar a casa.

Ahí está el Rey de las Hueveras, un templo a las huevas frescas de pescado que se sirven desde a la plancha hasta en sudado o escabeche. (Calle 7 de Junio 491). También la cocina norteña de La Norteñita (Av. Alcázar 1071) que sirve generosas viandas como el cabrito con frejoles, seco y pepián. A estar pendiente porque pronto lanzaremos la sabrosa ruta rimense.

EL BARATILLO

Muy cerca de Jr. Trujillo está el Mercado del Baratillo, donde antiguamente se levantaba la Ermita de la Santa Cruz del Baratillo.

Era el lugar donde se encontraban los esclavos en días de feria, y allí también se vendía productos a muy bajo precio. En este mercado se ubica la Cruz del Baratillo, que fue colocada en 1992 por el arzobispo de Lima, Augusto Vargas Alzamora, réplica de la que se puso en el mismo lugar (ya desaparecida) en 1635. Frente a la plazuela está la casa del Marqués de Montesclaros, una construcción de siglo XVII, de cuya estructura original solo ha sobrevivido el mirador de dos cuerpos y la cúpula.

LA ALAMEDA DE LOS DESCALZOS

Por el jirón Chiclayo se llega a la Alameda de los Descalzos por la izquierda y al Paseo del las Aguas por la derecha.

Esta alameda, a imagen y semejanza de la Alameda de Hércules de Sevilla, expone 12 esculturas de mármol que representan los signos zodiacales. A unos pasos está la iglesia de Santa Liberata y el Convento de los Descalzos (su patio ayacuchano es una delicia, mientras que su museo guarda preciosos cuadros de las escuelas cusqueña, limeña y quiteña). Seguimos el recorrido por la famosa Plaza de Acho, la tercera más antigua del mundo (le anteceden la Maestranza de Sevilla y la de Zaragoza, ambas en España). Cerramos con el Paseo de las Aguas construido, según las leyendas románticas, como un regalo del virrey Amat para su amada Micaela Villegas, la ‘Perricholi’.