La repostería peruana está poblada de deliciosos postres, y no podemos quedarnos sólo en sus representaciones o el resultado de sus preparaciones, sino que también es interesante relacionarnos con su rica historia que se remonta a la época en que llegaron los españoles y cuya cultura culinaria se mezcló con la de los habitantes originarios, que con el tiempo fueron evolucionando producto de las diferentes influencias culturales recibidas a través del tiempo en sus postres.
Chapu de guanabana, Pastel de papa al horno, Pensamientos, Machacado de membrillo, Leche asada, King kong, Crema volteada, Cocada, Chicha morada, Frijol colado, Humitas dulces, Manjar blanco, Arroz zambito, Turrón de Doña Pepa, Tres leches, Mazamorra morada y Suspiro a la limeña son algunas de las exquisiteces que podemos encontrar a poco andar en tierras peruanas.
Estas creaciones datan del Perú colonial, ya que los antiguos peruanos no conocían el azúcar, pero no tardaron en incorporarlos a sus celebraciones y a su vida diaria.
Algunas historias
Se cuenta que los vendedores de dulces marcaban las horas –claro, de manera implícita–, ya que la gente sabía que si pasaba la lechera, el frutero y el barquillero, eran horas de la mañana, de medio día y de la tarde noche respectivamente y así también la comunidad infería las horas intermedias escuchando a otros ofrecedores de dulces.
Con relación a las historias sobre el origen de sus creaciones, tenemos por ejemplo el Turrón de Doña Pepa, esclava que en agradecimiento elabora este postre que “se lo ofreció al Señor de los Milagros en agradecimiento por haberla curado de una artritis que le había imposibilitado usar las manos”. Así, ahora ese dulce se encuentra relacionado a la celebración de este Cristo moreno.