Saltar al contenido

La ruta liberteña



Salir a pasear por la Villa de Los Libertadores –como orgullosamente la llamaron sus propios vecinos–, o simplemente Pueblo Libre, es como viajar al pasado. Los nombres de San Martín y Bolívar, dos de sus vecinos ilustres, quedaron inmortalizados en sus calles. Los museos, iglesias y casonas esconden más de una sorpresa.

Haz de la Plaza Bolívar el punto de encuentro con tus patas. Desde allí arranca un tour para conocer los tesoros del distrito. Ten lista la cámara. Comienza por el Palacio Municipal, al frente de la plaza, que conserva su distintivo balcón de la época colonial. También encontrarás el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, que posee una gran colección de objetos desde la era prehispánica hasta la época republicana.

Ni a cinco minutos caminando encontramos la Antigua Taberna Queirolo –parada obligatoria para degustar de un tradicional pisco– y en la misma avenida, la iglesia María Magdalena (¡no teman, pecadores!), que conserva sus majestuosos altares trabajados en cedro y pan de oro.

Las antiguas haciendas también marcaron el rostro de Pueblo Libre. En su momento albergó la Casa Hacienda Orbea (que aún conserva una capilla de estilo barroco) y la hacienda Cueva, hoy sede del Museo Larco. Sus vecinos se mantienen fieles a sus caseros de siempre y, como vemos, no necesitan salir de sus calles para disfrutar de un buen chilcano. A su salud.

Chicharrones del Inca

Esta chicharronería llegó de Surco para instalarse en Pueblo Libre y ganarse el corazón –y los estómagos– de sus vecinos. Sus chicharrones son hechos con los cortes clásicos, especialmente panceta, lo que asegura que siempre se mantengan jugosos. Si va en familia, pida el combo familiar, una selección pantagruélica que incluye corte de pavo, lechón, chicharrones, tamales, canchita y camote. Eso sí, llegue temprano que se llena.

Origen Tostadores de Café

Después de una chicharroneada, un buen café. Y qué mejor que en  Origen, la meca del café en el distrito liberteño. Su propietario, Gino Kanashiro, no solo es un obseso de los granos especiales peruanos, sino también de la cultura pop y muy especialmente de Star Wars. Por ello, su local está lleno de referencias a la saga de los yedi, pero también de los métodos de extracción, un detalle que decora a la vez que educa. Pruebe, en esta temporada calurosa, los métodos fríos. ¡Son un hit!

Café del Museo Larco

El café del museo es una pequeña joya dentro de una joya mayor, que es el propio museo Larco, uno de los mejores del Perú. La carta del café incluye platos del recetario tradicional peruano, pero ejecutados con un estilo moderno y estilizado. Pruebe sus conchas a la parrilla y acompáñelas con una copa de vino blanco. Disfrute de un pisco sour antes de acompañarlo con un ceviche fresquísimo. Lo curioso es que en el plato podrá encontrar los mismo productos que se representan en los cerámicos moches y mochicas que forman parte de la colección del museo.

Timbó

Las brasas en este distrito tienen un referente con más de 40 años: Timbó. Sus pollos y parrillas son legendarios, y muy apreciados por sus fieles clientes que llegan de todo Lima. Una de sus marcas distintivas es su horno, que tiene un sistema rotativo giratorio distinto al de las demás pollerías, y que, por supuesto, fue patentado en su momento. Vayan temprano que se llena.

Antigua Taberna Queirolo

El Queirolo es quizás el símbolo mayor de Pueblo Libre. No solo por su ubicación, en la zona histórica, sino porque ha sabido mantener su oferta con el paso de los años. Sus sánguches de jamón del país son legendarios, lo mismo que el de pejerrey. Pero lo que ha trascendido incluso las fronteras del distrito es la llamada Res, que consiste en un kit que trae consigo todo lo que el cliente necesita para prepararse él mismo su chilcano: ginger ale, hielo, pisco, limón y –si desea– jarabe y amargo. Ojo: ¡También hay media res! Hoy cuenta con amplios salones y una mayor oferta gastronómica. Un imprescindible del distrito.

Mercado Bolívar de Pueblo Libre

Se trata de un mercado realmente ejemplar. Amplio, ordenado, seguro y con una oferta muy amplia y variada de productos. La verdad, que da envidia los vecinos que viven cerca a este pequeño emporio. Su oferta de frutas y verduras es muy buena, lo mismo que la sección carnes. Ah: en la entrada que da a la Av. Bolívar hay un puesto de una señora que vende humitas y tamales muy buenos. Y en esta época de calor, también hay raspadillas. ¡Pruébalas!

El Bolivariano

Otro clásico de Pueblo Libre. El Bolivariano se ha hecho famoso no solo por su sazón, sino porque tiene un buffet que convoca a cientos de personas los fines de semana. Sus amplios salones son ideales para eventos corporativos. Además, de noche se arma el vacilón. Pruebe sus piqueos marinos o sus cortes de carne hechos a la caja china o al cilindro. ¡No tienen pierde!

Tipo’s

En la ruta no podía faltar una cevichería. Tipo’s tiene más de 30 años en este mercadillo ubicado sobre la calle Wagner –antes Torre Tagle–, a un paso de la Av. La Marina. Su buena sazón le ha permitido crecer, no solo dentro del mercado –adquiriendo otros puestos colindantes al original–, sino también fuera (tienen otro local en Bellavista, Callao y están por abrir un tercero, también en Pueblo Libre). Acá el plato más pedido es el Triple, que lleva ceviche, chicharrón y arroz con mariscos. Para beber: chicha. La mejor opción calidad precio.