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Barranco: el distrito bohemio



Barranco es uno de los distritos más atractivos y turísticos de Lima. Plácido durante el día, vibrante tras la puesta del sol, este barrio tiene una larga historia ligada a las artes, la música y la literatura. Parte del encanto de Barranco es que aún mantiene ese espíritu pueblerino, que se puede ver sobre todo en los alrededores del Puente de los Suspiros, protagonista de las canciones de Chabuca Granda. Caminar por la Bajada de Baños hasta el borde del mar es un recorrido más que recomendado.

Camina por el malecón, visita las galerías de arte moderno o las tiendas de artesanía y diseño en los alrededores de Saenz Peña, y descubre, en las calles escondidas de la zona, esa vieja arquitectura republicana que le da a Barranco ese aire decadente y artístico que es su marca distintiva. Como si el distrito de escritores –como Eguren y Adán– se hubiera detenido en el tiempo en una ventana.

Dos vías señalan la ruta barranquina: las avenidas Grau y San Martín, que tienen al parque central como cabecera. Aprovecha el día para caminarlo entero, o espera la noche para disfrutar de sus bares.

Mi Perú

Es el único huarique de la ruta. Un pequeño restaurante de barrio, ubicado en la esquina de la Plaza Butters, que destaca por tener uno de los mejores concentrados de cangrejo y parihuelas de Lima. Verdaderos levantamuertos cuya fama sobrepasa las fronteras del distrito. Llega temprano, pide una cerveza, y espera la llegada de este caldo concentrado, cuya receta ha pasado de padres a hijos por años. El mejor punto de inicio de la ruta, o el único, si es capaz de resistir la tentación de quedarse a celebrar la vida o volver nuevamente a la cama.

Amoramar

Amoramar es ya un clásico barranquino. Un local bellamente restaurado, diseñado con un estilo minimalista, pero sin llegar a ser frío, que tiene una de las mejores cartas marinas de Lima. Buen manejo de los insumos, recetas originales y un servicio de primera. Pide sus tiraditos, que son toda una especialidad. Y si vas de noche, disfruta de la barra y acompaña con tapas.

Café Tostado

Café Tostado es un restaurante especial. Su atractivo no solo es la comida, sino el ambiente, que hace sentir a todos como en casa. Su carta no ha variado desde que abrió, y sin embargo, tiene una clientela fiel que disfruta siempre de los platos que se sirven a diario. Lunes: sancochado; martes: ravioles con asado; miércoles: menestrón; jueves: huatia o pasta al pesto; viernes: frijoles con bistek, y sábados y domingos, tacu-tacu con sábana. No dejes de probar su chicharrón de conejo, que preparan a diario.

Isolina Taberna Peruana

Isolina rescata y renueva el concepto de taberna en un barrio en el que ya no se encuentran este tipo de locales. Los platos que acá recomendamos son los criollos de antaño: pan con pejerrey, escabeche de bonito, tortilla de sesos y guisos de cocciones largas hechos con cortes populares. Para tomar, cervezas o cocteles peruanos clásicos, como el chilcano o el capitán. Te recomendamos hacer reserva, y llegar con hambre, porque las porciones son generosas.

Tostaduría Bisetti

Hagamos una pausa antes de seguir la ruta. Y qué mejor que tomándose un café en la Tostaduría Bisetti, uno de los locales de David Torres Bisetti, una de las personas que más sabe de café en nuestro medio. Esta casa ha sido restaurada con cariño y mucho cuidado, y decorada con estilo. No pidas la atención de una cadena. Toma las cosas con calma, prueba los distintos métodos y aprende a un poco de la cultura cafetera peruana. Esta es su casa.

Crem dela crem

Y antes de seguir, un postre, y qué mejor postre, que un helado. Crem dela Crem es un vecino nuevo en el barrio, y se ubica en un edificio histórico, justo en el parque central. Prueba sus helados artesanales, hechos con productos de estación, o sus postres, con propuestas novedosas y creativas. El espacio, además, invita a disfrutarlo en familia. De hecho, será el lugar preferido de los niños.

Chifa Chung Yion – Unión

Estamos antes el chifa barranquino por excelencia. Una muy buena opción para la cena o si estás en plan dominguero. Su carta no es particularmente innovadora. Encontrarás más bien la típica carta de chifa limeño, pero se nota que en la cocina hay cariño. Uno de sus atractivos son los privados, así que si anímate a reservar uno y ven a disfrutar con tus amigos o familia. La sopa wantán de acá es de campeonato.

Síbaris

Síbaris representa la cocina traviesa. Sus propietarios,  Thalía Talavera y Francesco de Sanctis son dos jóvenes que se encargan de la barra y la cocina respectivamente. La carta va variando de acuerdo al mercado, por lo que siempre encontrarás novedades. La carta, aunque escueta, concentra una oferta de platos sabrosos y creativos. Prueba los buns de cachete de cerdo frito y acompáñalo con una cerveza artesanal (tiene varias marcas y estilos), y si te ataca el hambre, pide uno de los guisos de cocciones largas. Si buscas diversión nocturna, siéntate en la barra y disfruta. Tienen muy buenos cocteles.